19 d’agost 2008

Mt Cook

El señor jet lag nos ha levantado a las 4 de la madrugada, pero en un intento de adaptarnos al nuevo horario, nos hemos obligado a quedarnos en la cama hasta las 7. Que hartón de dar vueltas al edredón nos hemos pegado! ;).



Desayuno, ducha y carretera. Afortunadamente nos han informado que la carretera de Farlie, que va de la costa a Mt Cook ya estaba abierta, así que nos hemos dirigido hacia los Alpes.



El paisaje parece una maqueta en el que todos los elementos están colocados buscando la estética. En 30 km pasas de la costa a un ambiente realmente Alpino. Cada poco nos paramos a machacar el dial del disparador de las cámaras; bendita era digital!! Y el día también se ha añadido a la fiesta; ha amanecido con nubes pero al poco ha quedado un día perfecto.



Poco a poco la carretera va ganando altura hasta dejarte en el Altiplano del Lake Tekapo, otra intensa sesión con el disparador de la cámara (lo pasara mal el pobre en este viaje).





El plan inicial era llegar hasta el pueblo de Mt Cook y allí hacer algún paseo o excursión para admirar el Mt Cook y sus 3700 y pico metros. En la carretera hemos visto un aeródromo donde hacen safaris aéreos. Nos habían dicho que eran espectaculares, así que viendo el día que hacía y que probablemente por carretera no nos podríamos acercar más, hemos decidido desembolsar parte del presupuesto y volver a subir a un avión 24 horas después.


A partir de aquí no os lo puedo explicar, no me veo capaz de hacer justicia a lo que hemos vivido.
Os dejo videos y fotos para que os hagáis una idea.












Suerte que iba atado con el cinturón porque en más de una ocasión he estado tentado de saltar hacia las montañas. Por todas partes se veían fantásticas rutas para hacer escalada en hielo, esquí de montaña, etc…

Aun traspuestos por el festival visual, nos hemos dirigido a la riba del lago Pukaki para hacer un ligero picnic.


Por la tarde hemos vuelto a la carretera para descender otra vez hacia la costa este. Íbamos buscando las elephants rocks, pero la verdad es que no hemos sido capaces de dar con ellas, o no hemos sido capaces de reconocerlas, que también podría ser. Total, que medio perdidos, hemos ido bajando hacia la costa por carreteras en las que la auto caravana pasaba justito, justito, pero perderse por sabe donde también tiene su gracia.
Al final hemos llegado a las Maoraki Boulders con la puesta de sol, hemos jugado un rato con estas extrañas piedras redondas y hemos aparcado delante del océano Pacífico para pasar la noche.