18 d’agost 2008

Al fin.....

Si el primer vuelo ha sido agradablemente llevadero, el segundo, de Seul a Aukland, se nos ha hecho más duro, cosas del jet lag (cuando para nosotros eran las diez de la mañana, para la gente que estaba en Seul eran las 7 de la tarde). Después de cenar todo el mundo se ha puesto a dormir, pero nosotros ya habíamos gastado todo el sueño en el anterior vuelo. Afortunadamente el avión iba medio vacío y nos hemos acomodado a nuestras anchas para ir dormitando y viendo películas.






Si una cosa tienen los viajes son los momentos mágicos; la ventanilla del avión nos ha obsequiado con un espectáculo sin igual: el Océano Pacifico con la luz de la luna iluminando sus mil islas y archipiélagos, todo ello amenizado con tormentas eléctricas de fondo. Después de un largo rato contemplando la ventanilla y arreglando el mundo, cada uno en su mente, han abierto las luces para ofrecernos el desayuno; al fin ya llegamos…








Uno puede pensar que después de 25 horas de vuelo coger un último enlace de hora y media entre Auckland y Christchurch puede ser una tortura, y efectivamente lo es. Otra vez la magia de los viajes ha venido al rescate: las nubes nos han permitido observar una pequeña muestra de lo que Nueva Zelanda ofrece.










En Christchurch nos ha recibido Anna, que ha volado haciendo escala en Los Ángeles. Le han perdido la maleta así que habrá que apañarse con la ropa que tenemos.Después de recoger la autocaravana, escuchar atentamente las instrucciones que nos daban, pasar por un super y hacer alguna que otra imprudencia (quien c…ucharas les mandará conducir por la izquierda!), nos dirigimos hacia el Sur. Nuestra intención era coger la carretera del interior, pero por lo visto hace una semana que tienen temporal de nieve y todas las carreteras de la isla están cerradas!! Hemos decidido avanzar por la costa hasta Geraldine, a la espera de que por la mañana el paso hacia Mt Cook este restablecido.